Adansi Bonnah tiene un sueño millonario, pero no para él, sino para los somalíes. Su país está en el otro extremo de África, pero este menor ha comenzado una campaña sorprendente.
"Quiero que los ciudadanos conozcan el sufrimiento de los somalíes y que sepan cómo pueden ayudar a conseguir dinero para poner fin a la hambruna que hay allí", ha explicado el joven. Su objetivo es conseguir 20 millones de cedis (algo más de 13 millones de dólares) para ayudar a los niños somalíes que sufren los efectos de la sequía y de la hambruna.
Su padre, profesor de escuela, fue el primero en aportar dinero para su causa y donó todo el salario de un mes, 500 dólares. Su hijo, desde entonces, ha podido recolectar casi 7 mil dólares. Ambos saben que 12 millones de personas en el Cuerno de África, donde está Somalia, necesitan alimentos de manera urgente por una sequía que ha hecho que hasta ahora huyan del país más de 100 mil somalíes.
Adansi Bonnah también sabe que en los últimos tres meses han muerto 29 mil niños de hambre, muchos de su edad. Por ello, abrió una cuenta bancaria esta semana con el respaldo del Programa Mundial de Alimentos de la ONU y ha comenzado la campaña "Salven a los Niños Somalíes del Hambre".
Aunque apenas tiene 11 años, ya tiene programadas reuniones con dos ex presidentes de Ghana -Jerry John Rawlings, alto representante de la Unión Africana (UA) para Somalía, y John Agyekum Kufuor, embajador mundial contra el hambre-, con el fin de que le ayuden.
Su objetivo es hablar también con empresas para que contribuyan a la causa de las víctimas del hambre. "Quiero ayudar para obtener alimentos, medicinas, ropa, agua. Quiero que los niños puedan volver a la escuela", explicó. Es consciente de que aunque él tampoco vive en la riqueza, al menos tiene la suerte de poder asistir al colegio en Accra, la capital de Ghana, mientras que muchos niños apenas pueden soñar con algo así en Somalia.
A los que huyen del país, sobre todo sin son mujeres, no les resulta más fácil fuera. "Durante el largo y peligroso viaje de Somalia a los campamentos de Kenia, las mujeres y niñas son objeto de ataques, incluidas violaciones, de grupos armados y bandidos", explicó la relatora especial de la ONU sobre violencia sexual en los conflictos, Margot Wallström. "Una vez que cruzan la frontera Somalia-Kenia o llegan a Dadaab -el mayor campo de refugiados del mundo- sus esperanzas de encontrar un refugio seguro son frecuentemente eclipsados por nuevos peligros y dificultades, incluido el riesgo de violación".
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